Grave, de cuidado, de mucho significado, peligroso, que el principal órgano cúpula de la iniciativa privada en este país, la Confederación Patronal de la República Mexicana, no suscribiera, el Acuerdo para el Fortalecimiento de la Economía –Afore-, por discrepancias con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, en la manera de cómo se quiso dar respuesta a saqueos y protestas de la sociedad civil, por el brutal gasolinazo del 27 decembrino, que tomó por sorpresa a millones de mexicanos, inmersos en las fiestas de fin de año.
En 1995, la Coparmex, no firmó el último Pacto Económico, por los mismos motivos, que el lunes pasado se negó a hacerlo: “la situación económica y social, actual, exige, sí, un amplio acuerdo, un amplio consenso de todos los sectores sociales”.
De esa manera, el órgano empresarial, encaró improvisación gubernamental, que en ¡72! horas, redactó un acuerdo que más que hacer frente a las implicaciones políticas, económica y sociales del aumento a los combustibles –gasolinas Magna y Premium; diesel, gas doméstico- y energía eléctrica, es una ofensa al sentido común de los mexicanos que, hay que decirlo, se encabronaron, porque su Presidente, no tomó la decisión de anunciar el incremento a esos energéticos y optó por terminar sus vacaciones de fin de año en Mazatlán, Sinaloa, como cualquier magnate.
Ese error de comunicación entre el gobernante para sus gobernados, es lo que propició protestas, manifestaciones sociales, saqueos a comercios y bloqueos a gasolineras, entre otras acciones de resistencia civil que, por su parte, organizaron los ciudadanos, para encarar el brutal “gasolinazo”.
Cual interpretes del sentir social, porque ellos, son los que resienten la inestabilidad social en sus empresas, en sus negocios, de pronto, surge la Coparmex, como portavoz de los mexicanos, que sienten y resienten en sus bolsillos, en su economía, gastar más para cargar gasolina a su auto o comprar el gas doméstico –de 265 pesos el cilindro de 20 litros, hoy, se cotiza a 305 pesos-, mientras en el gobierno federal, los altos funcionarios gozan de prebendas que, pareciera, están en la bonanza petrolera del régimen de José López Portillo –qepd-.
El lunes pasado, Coparmex no firmó el acuerdo oficial, porque –acusa-, la nación, requiere uno, pero que sea “fruto de un verdadero y amplio consenso social y no sólo sirva como estrategia de comunicación o imagen pública”. ¡Zas!
Porque un acuerdo como el que se firmó el lunes pasado a convocatoria de la administración peñista, “no se puede construir en 3 días”, y porque debe incluir metas claras y objetivos puntuales y porque el momento exige que todos los actores, ¡todos!, asuman compromisos específicos para mejorar manejo del Presupuesto, eficientarlo, transparentarlo y, en su caso, corregir o castigar su mal uso.
Tienen razón los capitanes de la iniciativa privada que orbitan en la Coparmex, un acuerdo como el que se firmó el lunes pasado con el Presidente de la República, debió merecer más análisis, inclusión de todos los sectores –ignoraron al Poder Legislativo, a los gobernadores- y no redactarlo en 72 horas, a partir del 6 de enero del mes, cuando el gobierno lo propuso a los organismos de la iniciativa privada que se agrupan en el Consejo Coordinador Empresarial.
En Presidencia de la República, quisieron tratar a la Coparmex, como lo hicieron con millones de mexicanos al imponerles en fin de año, un brutal gasolinazo; la agrupación privada, se inconformó porque antes de su firma, les presentaron la redacción final; no aprobaron sus términos y se negaron, con toda razón, a suscribirlo.
En este espacio resaltamos las diferencias del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto con la Coparmex, y advertimos que en fin de sexenio, esos desencuentros, tienen un costo, como el que hubo en el gobierno de Luis Echeverría, cuando también se enfrentaron, con las consecuencias que todos se acuerdan y recuerdan: una devaluación, como la que hoy, estremece a la economía nacional y de los mexicanos.
¡Ojalá!, el gobierno, tienda puente con la Coparmex, antes que se repita el final de 1976.
“NO ESTAMOS EN CONTRA DEL GOBIERNO”; ACUERDO, PARA BENEFICIO CIUDADANO.
Para aquellos miembros del staff del Presidente, que lo intentaron o quisieron satanizar a la Coparmex, por negarse a firmar un improvisado acuerdo para paliar el brutal “gasolinazo” decembrino, el órgano cúpula de la iniciativa privada, se les adelantó, porque de inmediato, dejaron en claro que “no estamos en contra del gobierno”, ni de quienes suscriben el acuerdo, “por el contrario, estamos a favor de un acuerdo real, de compromisos concretos, en beneficio de todos los mexicanos”.
Con dedicatoria y destinatarios bien señalados, pero sin mencionarlos por su nombre, el órgano empresarial, puntualiza que es justo en este momento, cuando el país “nos demanda un diálogo real, de cara a cara, donde pongamos por delante el bien común, antes que cualquier otro interés particular”.
A modo de advertencia, exponen: “un verdadero acuerdo nacional, requiere ser inclusivo y producto de una profunda reflexión y proceso de consenso social”. Y lejos de disentir del Consejo Coordinador Empresarial, la Coparmex ofrece trabajar con los organismos del sector privado, y generar condiciones adecuadas “para impulsar el desarrollo que todos los mexicanos necesitamos”.
El organismo empresarial presume que la sociedad la ubica como “consciencia del sector privado” y en ese sentido, “es esa consciencia, precisamente, la que hoy nos impide suscribir un acuerdo improvisado, incompleto e insuficiente”. Re ¡Zas!
Recuerda que no firmaron el último Pacto del año 1995, por inviabilidad de acuerdos que no resultan de un verdadero diálogo social, que se hacen apresuradamente y cuyos efectos, son muy limitados.
“Los mexicanos, necesitan urgentemente, un liderazgo que ponga la mirada en los temas relevantes, que con serenidad, los afronte sin miedo, con cambios de fondo, que genere consensos sociales en todos los sectores, que verdaderamente coloque a México como prioridad”. ¡Qué tal! ¿Verdad que no hacía falta decir más a la Coparmex?
EN EL CHACALEO.
Como si el PRI en el Estado de México, hoy, gozara de amplia aceptación entre ciudadanos y electores, tras el brutal “gasolinazo” decembrino; por la inseguridad que ofrece el gobierno de Eruviel Ávila, por los asaltos, secuestros y feminicidios, desde algún palacio de gobierno –Nacional ¿o el de la ciudad de Toluca?-, juegan con nombres de suspirantes a la candidatura priísta para el gobierno mexiquense… Eso es lo que ofrende el sentido común ciudadano, que ya distingue cuando les dan atole con el dedo; o cuando les echan a perder sus convivios familiares de fin de año, con anuncios de incrementos del más del 20% a los combustibles, preámbulo de costosa y difícil cuesta de enero… En este país, ¿quién tendrá más poder de convocatoria en el Poder Legislativo? ¿El Presidente de la República o el secretario de la Defensa Nacional?… Mientras al titular del Ejecutivo se le congela iniciativa de mando único –está en calidad de minuta en San Lázaro-, al general Salvador Cienfuegos, se le atiende reclamo de reglamentar a las Fuerzas Armadas en materia de seguridad interna, como fue el arranque de los trabajos para dictaminar en ese sentido, en el Senado de la República… ¿Qué esperaban del señor Trump aquí, tras la campaña que hicieron en su contra?… juanlopez23@hotmail.com… twitter: @JuanLopezMiguel… www.los3poderes.com…