En este país, el sistema y la clase política, por décadas, impusieron su implacable “normalidad democrática”: que el sucesor en el Poder Ejecutivo, rompa o se distancie del antecesor. O mejor dicho, quien recibió el dedazo para ejercer el poder en los siguientes 6 años, se distancia de quien lo hizo beneficiario, con todo lo que ello significa; como la imposición del nuevo estilo personal de gobernar del nuevo mandatario, quien para ejercer su responsabilidad, hace a un lado, todo lo que signifique o represente con el pasado inmediato, sea política pública o colaboradores.
Si ello no es suficiente, el nuevo Príncipe, da el manotazo, para imponer su voluntad sexenal, como lo hizo Ernesto Zedillo con Carlos Salinas de Gortari. En ese contexto, difícil, que un ex mandatario, reaparezca en el sexenio de su sucesor, con el poder que tuvo cuando ejerció la Presidencia. No hay precedentes de ese nivel, en la República.
No es el caso del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien rompe y desafía las reglas del sistema que por 70 años, impuso el Presidente de la República en turno. Mucho menos, el panista michoacano desafía a su sucesor, porque el actual titular del Poder Ejecutivo, Enrique Peña Nieto, no surgió de las filas de Acción Nacional. Quien debería preocuparse, es otro presidente, el del PAN, Gustavo Madero, porque un integrante de la clase política que se formó en las filas de Acción Nacional -hasta llegar al cargo al que aspira cualquier político-, resurja en campañas políticas.
Calderón Hinojosa, tiene a su favor, que recién dejó el poder y no reta ni se confronta con un Presidente de la República. ¡No!, su reaparición en apoyo a los candidatos de su partido a cargos de elección popular en Yucatán, San Luis Potosí y Nuevo León, lo hace luego de pactar con Gustavo Madero, una tregua de críticas entre ambos, para no contaminar con ellas, las campañas panistas, ni dañar a sus respectivas tribus.
Un personaje cercano a la cúpula del Comité Ejecutivo Nacional del blanquiazul, comenta a este espacio que es común en el partido, que un militante distinguido, apoye las campañas de sus correligionarios y sorprendió la revelación que nos hizo: ambos -Madero y el ex presidente-, “están coordinados”, luego de que cesaron acusaciones mutuas entre los dos, tras que la esposa de Calderón, no obtuvo la nominación para una candidatura a diputada federal.
Panistas, no descartan diálogo reciente entre uno y otro, para que el ex presidente, reaparezca en distritos electorales o cabeceras estatales, para apoyar candidatos que “palomeó” el CEN maderista para contender en las elecciones del próximo 7 de junio.
El riesgo que se corre con ese nuevo estilo de hacer política en el PAN, es que la personalidad calderonista, rebase el liderazgo que en el partido se ganó Gustavo Madero, y con ello, a la estructura electoral que armó, para las campañas de este año.
Si la simpatía y voto de electores favorece a candidatos que postuló el PAN en los distritos electorales o locales; alcaldías o cabeceras estatales por los cuales acudió Calderón en apoyó a correligionarios, la victoria también es suya; si el voto es adverso, lógico es que la derrota, sea para el partido y Gustavo Madero. Es el costo de la reaparición de un ex presidente en campaña: la victoria, es de uno; la derrota, de todos.
Es el desafío de un ex presidente, a reglas no escritas en el sistema político mexicano, bajo las cuales, los partidos políticos se ajustan, sexenio tras sexenio. El PAN y un distinguido miembro de su clase política, no son la excepción.
BILL CLINTON Y HILLARY EN ESTADOS UNIDOS; CALDERON Y MARGARITA, EN MEXICO.
Como todo lo que sucede en el extranjero, en el nivel político, económico y social, llega o se imita en México. El ejemplo que desde Estados Unidos brinda al mundo el matrimonio que forman Bill Clinton y su esposa Hillary, llegó al país; él, ocupó la Presidencia de Estados Unidos; ella, con el sucesor de su marido, ocupó el Departamento de Estado y luego de un retiro temporal de la política, reaparece como aspirante a la candidatura presidencial por el Partido Demócrata.
En nuestro país, de no ser porque Gustavo Madero se le atravesó a la familia Calderón-Zavala, la imitación del matrimonio Clinton, se hubiera convertido en el sueño americano del matrimonio mexicano, porque Felipe, fue titular del Poder Ejecutivo en el sexenio 2006-2012, pero se frustró la pretensión de su esposa, de aspirar a una curul en San Lázaro, para la LXIII Legislatura, en los tres últimos años del sucesor.
Empero, mucho es lo que gana el panista michoacano: como el hecho de que el hombre fuerte del PAN, Gustavo Madero, le diera luz verde, para apoyar campañas del partido; suerte que ya quisieran distinguidos militantes de otros partidos como el PRI o el PRD.
Por ejemplo, en el PRD, “Los Chuchos” -en alianza con Miguel Angel Mancera-, difuminaron del escenario político, al antecesor del jefe de gobierno; cual mosca, Marcelo Ebrard, recibe sólo “periodicazos” de todos ellos, con ominosas señales de advertencia, si el delfín de Manuel Camacho Solís, insiste y persiste en seguir su carrera política; ellos, con la manera de ejercer el poder, lograron virtual purga partidista, con la renuncia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador.
En el PRI, el grupo Atlacomulco, nada más no permite que personajes de otros sexenios -salvo Calos Salinas de Gortari-, influya o tenga injerencia en asuntos políticos, económicos y partidistas de la actual administración. Acotados, Echeverría y Zedillo.
Lo más que en gobiernos del PRI permiten “sana cercanía” con el antecesor, es que en el gabinete legal y ampliado, el Príncipe en turno, otorga el beneplácito para que “emisarios del pasado” –término con el cual, en el sexenio de Luis Echeverría se referían a colaboradores de Gustavo Díaz Ordaz-, ocupen cargos por los primeros años del nuevo gobierno. Hasta ahí, pero lo principal: el manejo y conducción de la política económica, social y política, es responsabilidad del Presidente en turno, y su staff.
Calderón y su esposa, rompieron con el esquema al que nos tenían acostumbrados los 70 años de priísmo en el país; algunos refieren que Vicente Fox hizo trabajo político, sí, ¡a favor del PRI!; el Ejecutivo del sexenio 2006-2012, la hace, pero a favor del partido que lo llevó a la Presidencia de la República. Una cosa es hacer campaña electoral, como la que hace el antecesor del presidente Enrique Peña Nieto, a favor del PAN.
Otra, hacer labor de mal agradecimiento, deslealtad y traición, al partido. ¿Verdad, Vicente Fox? Por lo pronto, ¡qué bien! que un ex mandatario como Felipe Calderón, rompa con viejos esquemas y reglas de ejercer la actividad política, en Acción Nacional.
Y en el país. ¿En el PRI, se atreverán a quebrar viejos moldes como lo hacen en el PAN? ¿Tendrán el valor de invitar a Luis Echeverría, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, para apoyar a los candidatos del partido en las actuales campañas electorales? ¿O les vale…?
EN EL CHACALEO.
Con los amigos, en las buenas y las malas, axioma con el que la senadora, Ana Gabriela Guevara -PT-, a través de spot electoral, hace propaganda a favor de la candidata del PRI al gobierno de Sonora, Claudia Pavlovich. Ella, sólo ejerce una característica escasa entre la clase política del país, empresarios y algunos seres humanos: lealtad y agradecimiento… Una foto dice más que mil palabras, y la que ayer tomaron a Silvano Aureoles y Cuauhtémoc Cárdenas -en la comida que invitó el primero-, denota: que el aspirante al gobierno de Michoacán tiene preocupación por el destino final de su campaña. Para colmo, el hijo del general, muestra a su interlocutor, el mismo gesto; con sólo decir que Silvano tiene las manos cruzadas en el mentón y el ingeniero, de brazos cruzados, sobre la mesa. Además, el candidato, con la mirada perdida; el otro, con la suya, puesta en su comensal… (www.los3poderes.com)… (juanlopez23@hotmail.com)…