No obstante que los comicios en casi la mitad del país, el domingo pasado, no se puso a votación ratificación de la gestión de un gobernante, ni tampoco se puso a consideración del ciudadano una medida legislativa, por sus resultados, no fue difícil interpretar el mensaje que enviaron 37 millones 308 mil 558 ciudadanos -que integran lista nominal o potenciales votantes que registra el Instituto Nacional Electoral-, cuando acudieron a las urnas, para dar su voto a candidatos del PAN-PRD.
El plebiscito dominical, el referéndum del pasado domingo, es un rotundo indicio del nivel en el que se encuentra toda la nación: el mal humor social, contra el gobierno de la República y por el estilo personal de Enrique Peña Nieto para ejercer el mando que le depositaron en el 2012, más de 3 millones de ciudadanos, que fue la diferencia con la que ganó la Presidencia de la República, sobre su más cercano competidor.
Cuatro años después de esa victoria, los mismos que le depositaron su confianza al priísta mexiquense, al virtual líder del grupo Atlacomulco, le dieron la espalda, por la manera en que deja que sus colaboradores, se inmiscuyan en escandalosos, evidentes y vergonzosos actos de corrupción o de conflicto de intereses.
Y por la manera en la que cuasi encubre a gobernadores de su partido, que ejercieron el cargo, casi de manera omnipotente, vitalicia, sin que nadie les llame la atención por la enorme deuda que contrataron para la administración estatal o sin que nadie los someta a juicio, por el saqueo que hicieron a las finanzas públicas, como detectó la auditoría Superior de la Federación al gobierno de Javier Duarte en Veracruz.
Conflictos de intereses, actos de corrupción, abuso de poder, impunidad, delincuencia, inseguridad, secuestros, robos, la economía en picada, la paridad peso-dólar, al alza; crisis económica del mexicano, desempleo, incremento del IVA en las fronteras mexicanas, beneficios en leyes de telecomunicaciones para el monopolio de siempre, Televisa; construcción de una nueva terminal aérea que esos 37 millones de mexicanos que antier votaron, en su vida utilizarán; “gasolinazos”, el perverso estilo con el que avasallan a la clase política del PRI que no es del grupo Atlacomulco.
Nombramientos o “premios” para personajes que dejaron en la ruina a Veracruz, como el de Fidel Herrera Beltrán como cónsul de nuestro país en Barcelona, España, etcétera, etcétera, tienen más que encabronados a millones de habitantes en este sagrado país; coraje, ira, impotencia de no poder hacer nada contra todos aquellos flagelos, los llevaron a actuar como procedieron antier: apoyar a los candidatos de la oposición.
Fue el recurso que la ley les otorga: el voto; y vaya que lo ejercieron a su manera, al votar contra el partido que encumbró a los hacedores de políticas públicas que ¡para nada! los beneficia ni coadyuva a sacar de la miseria en la que se encuentran, y por el contrario, aumenta el número mexicanos en situación de pobreza.
El virtual plebiscito y referéndum dominical en Baja California, Chihuahua, Durango, Sinaloa, Aguascalientes, Tamaulipas, Zacatecas, Oaxaca, Quintana Roo, Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y en la ciudad de México -para elegir aspirantes a la Asamblea Constituyente-, por mayoría, decidió dar la espalda al partido con el que llevaron al poder a Enrique Peña Nieto en el 2012.
O cómo entender que los electores otorgaron el voto al PAN y su aliado, el PRD, en las elecciones para gobernador y Morena, en la mayoría de los 60 lugares que se jugaron para diputados “constituyentes”, en la capital de la República.
No fue casual ni fortuito que el PAN o la coalición PAN-PRD, ganaran ¡7! gubernaturas, de las 12 que estuvieron en la contienda, durante los comicios dominicales. De esa manera, manifestaron el “mal humor social”, que el presidente Enrique Peña Nieto, admitió públicamente el pasado 26 de abril, en el marco del Tianguis Turístico en Guadalajara, Jalisco.
Tres palabras, que se hicieron presentes el domingo pasado, cuando electores de 14 estados del país, salieron a las urnas; votos que reflejaron descontento de los mexicanos contra la forma de gobernar de Enrique Peña Nieto, el cual, lo canalizaron contra el partido que lo llevó al poder. ¡Híjole!
PERDER ¡7! ESTADOS, DEBE PONER A REMOJAR BARBAS DEL GRUPO ATLACOMULCO.
Aguascalientes con el PAN; Chihuahua, con el PAN; Durango con la alianza PAN-PRD; Puebla con la alianza PAN-PT-Nueva Alianza y partidos locales; Quintana Roo, con la coalición PAN-PRD; Tamaulipas, con el PAN y Veracruz, con la alianza PAN-PRD, significó dolorosa derrota que propició la oposición panista y perredista, al partido en el poder, el Revolucionario Institucional, en los comicios que hubo el domingo pasado.
O mejor dicho, para la clase política que asaltó cargos de administración pública en este sexenio, la que pertenece al grupo Atlacomulco, o los “tolucos”, como los llaman despectivamente en los pasillos legislativos o del Poder Ejecutivo. Esta tribu, es la que debe asimilar y sopesar la señal que enviaron millones de ciudadanos en 14 estados, cuando decidieron dar la espalda al partido por el que votaron en el 2012, para que Enrique Peña Nieto, ocupe la Presidencia de la República.
Habrá que esperar el cómputo final que registren los órganos electorales y el INE, para ponderar el porcentaje del electorado nacional, que dio la espalda al PRI, y que muchos ubican en aproximadamente en más de 30 millones de electores, lo que significa bastante, para elecciones estatales, pero mucho más, cuando dentro de dos años, se vote para elegir Presidente.
No falta ser académico del ITAM ni del Colegio de México, ni de los muchos Institutos que monopolizan políticos del PRI-PAN en la UNAM, para observar que los comicios para renovar 12 gobernadores, y elegir en BC alcaldes, diputados locales y representantes a la Asamblea Constituyente, en la ciudad capital, son preámbulo de lo que se espera en dos años, cuando los mexicanos, salgan a votar, para elegir al sucesor de Enrique Peña Nieto, senadores y diputados federales para la LXIV Legislatura.
Preámbulo que avisa, advierte o adelanta -como lo quieran tomar los destinatarios- una señal bastante clara para los partidos políticos con registro y para su clase política: la fórmula para ganar cargos de elección popular, es la coalición electoral.
Pero como para la siguiente elección presidencial faltan dos años, lo que deben hacer miembros del grupo Atlacomulco que dominan el poder público en este país, es revirar su estilo personal de gobernar, el modo con el que implementan políticas públicas y hacer a un lado soberbia y altanería, para que no terminen por echarse de enemigos a tribus del partido que los llevó a poder, además de la mayoría de los mexicanos.
Y con ello, el riesgo de que pase a la historia el gobierno de Enrique Peña Nieto, como uno que acabó con la primera alternancia -del PAN- en la Presidencia, pero cuyos errores y falta de pericia en la conducción de la administración pública, ¡hartaron! a los mexicanos, que decidieron que para el 2018, con su voto, regrese al poder el candidato que ya no represente al mismo grupo. ¿O no?
EN EL CHACALEO.
Como adelantó Manlio Fabio Beltrones, el PRI impugnará elección para gobernador, donde hubo ilícitos e irregularidades en el proceso electoral, como documentaron en Aguascalientes, Durango, Chihuahua, Veracruz, Quintana Roo, Puebla y Tamaulipas. Hace ocho días, en conferencia de prensa, el representante del PRI en el INE, el diputado federal, Jorge Carlos Ramírez Marín, denunció: en Puebla, “estamos justamente ante una elección de Estado”… (www.los3poderes.com)… (juanlopez23@hotmail.com)…